Angélica Arana es directora de gobernanza y arquitectura en Banorte, un banco mexicano en el que ha ocupado diferentes puestos. Arana lleva 25 años trabajando en el sistema financiero y constata muchos retos como mujer en la tecnología financiera.
“Hay menos mujeres que hombres, pero ha cambiado con los años, aunque todavía recibo, por ejemplo, un 75% de currículos de hombres y un 25% de mujeres”, dice Arana. Últimamente, precisa, hay más mujeres que hacen carrera en tecnologías nuevas y de moda, como la inteligencia artificial y el blockchain, y también abrazan el fintech como emprendedoras.
“Estoy involucrada en grupos, redes sociales y grandes grupos de networking de mujeres que están en la tecnología y dentro del sector y la comunidad financiera que ofrecen mucho ánimo, buscando impulsarse unas a otras”, dice Arana. Para tener éxito, dice que la disposición de las mujeres a ayudarse mutuamente, y a ser mentoras de las recién llegadas, es una estrategia importante para allanar el camino.
“Cuando las mujeres ocupan puestos de liderazgo tenemos más diversidad de opiniones y una visión más amplia. Observamos más y somos más cuidadosas, nos centramos en los detalles”, dice.
Arana es una mentora activa y dice que es fundamental aconsejar a los jóvenes y animar a las chicas a seguir las carreras en Steam. “La única forma de reducir la brecha de género es ayudando a otras mujeres”, afirma.
Arana comenzó su carrera en la tecnología financiera hace 25 años. Su primer trabajo fue como programadora de sistemas de recursos humanos en Bancrecer, que fue comprado por Banorte. Durante su carrera, fue ascendiendo por diferentes puestos, desde líder de sistemas, jefa de almacén de datos y gerente responsable de la implementación de los sistemas de pagos electrónicos interbancarios (SPEI) en una época crítica que incluyó la integración de Bancrecer y Banorte.
Arana ha trabajado duro para crecer y dominar cada función. Cuenta que se ha enfrentado a pocas dificultades por ser mujer, salvo un episodio de acoso por parte de un directivo al principio de su carrera. A los 25 años, dejó el banco.
“Es una situación que nadie debería tolerar”, dice, y añade que cualquiera que se enfrente a una experiencia similar debería denunciarlo inmediatamente al departamento de recursos humanos.
“El área de RRHH fue muy sensible a la situación”, dice. “Cuando el departamento de RRHH se enteró del motivo de mi salida, me volvieron a contratar para implementar el sistema de RRHH, pero trabajando directamente para ellos”.
Posteriormente, Arana dice que se dedicó aún más al trabajo. “Empecé a dedicarme al doble en el trabajo para que nadie dudara de mi capacidad. No quería que nadie pensara que había conseguido puestos distintos a mi rendimiento”, dice.
Como madre de dos hijos, Arana dice que cuando su segunda hija nació fue justo en la fusión del banco y le dieran solamente un proyecto en el primer año, porque estar en proyectos diferentes implicaba moverse de residencia. “Fue un proyecto solo, pero muy importante aunque yo tenía capacidad de hacer más”, dice.
Al preguntarle qué consejo da a las mujeres entrando al mundo de fintech y banca digital, Arana sostiene que no hay necesidad de hacer la carga doble o triple; las mujeres tienen la misma capacidad de dar resultados a la misma altura que los hombres. “En el trabajo hay que hablar por ti misma. Hay que hacer que te noten, noten lo que estás haciendo, porque nadie va hablar por ti, tienes tú que enseñarle al mundo.”
Arana está involucrada en hacer que más mujeres tengan voces. Un proyecto suyo es con un grupo de mujeres líderes de las Américas, haciendo entrevistas para podcasts, con el reto de dar visibilidad a mujeres líderes de Mexico. “Creo que las mujeres jóvenes precisan de modelos a seguir y si no damos la visibilidad a las mujeres que son líderes y que hacen cosas importantes no vamos a enseñar que hay modelos a seguir.”
