La brecha de la inclusión financiera en Latinoamérica hoy parece encontrar un aliado en el uso de la tecnología, y la epidemia de Covid-19 puso en evidencia esa realidad.
Ante la necesidad de mantener el flujo de los pagos y las transacciones en medio del distanciamiento social, millones de latinoamericanos se integraron al sistema financiero por primera vez este 2020, y muchos lo hicieron a través de soluciones digitales creadas en el ecosistema de la tecnología financiera.
Albo, por ejemplo, un challenger bank Mexicano, ha alcanzado más de 500 mil clientes, gracias a una fuerte adquisición de clientes entre enero y septiembre.
“Considerando el distanciamiento y aislamiento social, lanzamos una tarjeta virtual la cual catapultó el número de descargas de nuestro aplicativo,” comentó Gris Olmedo, jefa de marca de albo.
En la actualidad, solo el 36% de los mexicanos tiene acceso a una cuenta bancaria. Sin embargo, el sector se encuentra en un proceso de desarrollo y aprendizaje en la ‘meca fintech’ de Latinoamérica, donde ya se cuentan unas 441 startup, según el Fintech Radar México elaborado por Finnovista.
Gracias a las nuevas políticas fintech y de inclusión en México, los nuevos servicios financieros están en una fase de exploración y disrupción altamente atractiva para el sector no bancarizado.
El valor anual de las operaciones fintech es de casi 3.060 millones de dólares, con 4.7 millones de usuarios y un crecimiento del ecosistema de un 48%, según el Termómetro Fintech 2019 elaborado por el Banco Santander, Finnovista y Google.
La reciente llegada de fintechs internacionales, cómo Ualá y Nubank, a México también marca un paso importante en la inclusión, al diversificar la oferta financiera. La propuesta de la empresa argentina es una tarjeta, por lo pronto, de débito, respaldada por MasterCard, sin costo de apertura, mantenimiento, ni mínimo de recarga.
La proyección de Ualá es llenar más de 30 mil nuevas cuentas para fin de año.
Bancarización sin banca
Como Ualá, Rebanking y Brubank están irrumpiendo en Argentina, mientras avanzan en la captación de clientes fuera del sistema tradicional.
Entre enero a abril de este año, los sitios web de fintech lograron un generoso crecimiento de visitantes, versus los bancos tradicionales. El tráfico en el portal de Rebanking creció un 200%; mientras que las visitas en Ualá y BruBank avanzaron entre un 50 y 100%, según la firma de estudio de mercado digital Comscore.
El poder que tienen los servicios que nacieron en forma digital para bancarizar fue subrayado por Francesc Noguera, CEO de Sabadell México, en conversación con iupana. “La bancarización no va a venir a través de los bancos”.
A nivel regional, el panorama todavía tiene capacidad de crecimiento. Solo el 51% de las familias de América Latina y el Caribe (ALC) tienen una cuenta en una institución financiera formal, según el Global Findex de 2017.
“[En Latinoamérica] a los grandes bancos yo no los veo muy preocupados por la inclusión,” consideró Alberto Ratia, CEO de Fintech U, una novel institución educativa enfocada en fintech en México.
“Cuando las nuevas generaciones, en unos años, sean los nuevos dueños de la riqueza, y los bancos no hayan migrado a implementar los mismo canales, estándares y precios que las fintech, correrán el riesgo de desaparecer”, dijo.
No obstante, otros expertos recuerdan que los bancos tradicionales son grandes inversionistas en el ecosistema fintech, y que probablemente el reacomodo financiero que ya se desarrolla en la región vendrá a través de una combinación de soluciones de banca y fintech, pero siempre con la tecnología en el centro.
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En Perú, por ejemplo, la apuesta por la inclusión se gesta desde lo público y lo privado, entre bancos y fintech.
Yape del Banco de Crédito del Perú (BCP) aceleró su participación de mercado en el momento de la pandemia. Hasta mayo para ser usuario de la plataforma también se debía ser cliente del BCP o de algún banco aliado, pero pasaron a abrir cuentas a cualquier ciudadano que contara con un documento de identificación, lo que los llevó a tener un ritmo de afiliación de unas 11 mil personas diarias y albergar la aspiración de tener 5 millones de usuarios a fin de año.
El Gobierno peruano, por su parte, está impulsando Cuenta DNI una cuenta de ahorros digital que será habilitada con el Documento Nacional de Identidad (DNI) y un teléfono móvil -incluso de gama baja-, y con la que esperan lograr una bancarización total de la población para julio de 2021.
Ante el cese de actividades económicas producto del Covid-19, el Gobierno inició un plan de subsidios para enfrentar la escena; sin embargo, la baja bancarización generó problemas en el acceso e incrementó el riesgo de contagio por las grandes aglomeraciones para recibir el bono. Datos locales indican que más del 99% de los peruanos posee DNI y más del 90% de hogares tiene al menos un miembro con un celular.
El instrumento permitirá realizar transferencias a otras cuentas o utilizarla como billetera electrónica. Con la iniciativa, cerca de 14 millones de adultos peruanos accederán por primera vez al sistema financiero formal.
En Argentina un producto similar asistió a la gente que necesitaba abrir una cuenta, cuando los bancos estaban cerrados. En abril, el Banco Provincia, asistido por VeriTran, un proveedor tecnológico de plataformas low-code, lanzó su propia Cuenta DNI, una billetera digital ideada para cobrar el subsidio de emergencia otorgado por el Gobierno.
Con solo cuatro meses en el mercado, Cuenta DNI logró el enrolamiento de 2 millones de argentinos, con un 70% de usuarios nuevos, que es su gran mayoría no estaban bancarizados.
El producto de Banco Provincia agrupa funcionalidades como envío de dinero, retiro de efectivo, pago sin contacto en comercios, recargas de telefonía móvil y servicio de transporte público. Además de ostentar un onboarding 100% digital.
Protagonistas de inclusión: Del Covid-19 al Open Banking
El Covid-19, sin lugar a dudas, está acelerando los cambios en el comportamiento financiero de las personas, una oportunidad muy grande para el ecosistema que debe ser atendida con miras hacia una mayor inclusión en la región. Para los expertos, las fintech han sido, hasta el momento, el sector que mejor ha movido sus fichas durante la agresiva temporada de la pandemia, pero aún hay muchos capítulos por recorrer, aseguran.
El próximo capítulo podría venir protagonizado por el Open Banking, que permitirá la apertura de los datos de los clientes a nuevos jugadores financieros, que podrían ser bancos, fintech o incluso gigantes Big Tech.
“La forma de impulsar a la inclusión financiera, no solo en el Perú, sino a nivel regional, es el Open Banking”, explicó a iupana Luis Barragán, especialista en servicios financieros y transformación tecnológica, de la consultoría de estrategia y operaciones Big Data Perú.
En este sentido, los cambios regulatorios que se desarrollan en Latinoamérica posiblemente obligarán a los bancos a buscar soluciones rápidas en espacios colaborativos con fintech. En Chile, con la nueva ley de portabilidad financiera y en México con la Ley Fintech, se está generando una tendencia que podría invitar a grandes firmas a buscar mercados fértiles en la región.
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“Como los mejores clientes de los bancos, al día de hoy, todavía no se van, pueden darse el lujo de vivir confiados con un antiguo modelo de negocio”, consideró Ratia, de Fintech U, explicando que no necesariamente esta realidad se mantendrá en el futuro.
“Un banco podría convertirse en una excelente fintech, siempre y cuando se dé cuenta que existe esa oportunidad”, agregó.
No obstante, todos los actores concuerdan que falta mucho por ver de la etapa pandémica, y post-pandémica. La economía latinoamericana se contraerá un inédito 9,1% al final del 2020, según estimaciones de la Cepal.
Incluso startups que están generando ruido en la industria, como albo, han tenido que reajustar sus expectativas. Aunque la alta penetración de smartphones en México supera el 90%, y el efecto pandémico impulsó una mayor adopción de servicios financieros digitales, Olmedo confesó que han visto necesario ajustar las métricas de conversión de cara hacia fin de año.
“Obviamente, la pandemia ralentizó todo, más aún si tienes en cuenta que el 80% de los mexicanos se vio afectado en sus ingresos. Seguimos creciendo, pero somos más conservadores”, dijo la representante de albo.