En colaboración con Eyanir Chinea.
Mientras se recupera el flujo de las inversiones, el camino parece más alentador para los fundadores de fintechs en América Latina que puedan atacar problemas persistentes de acceso, fraude o bienestar financiero.
Sin embargo, el reto se mantiene en la creación de modelos de negocio sostenibles que soporten los vaivenes de los contextos cada vez más volátiles. Por eso, un fundador con trayectoria –ya sea exitosa o no– tiene ventajas y lecciones que compartir con el ecosistema.
En línea con esto compartimos algunas de las lecciones aprendidas por un dos-veces-fundador y un fondo que se especializa en etapas semillas:
Crecer más lentamente, pero crecer
Si bien el mercado de venture capital está recobrando su interés en Latinoamérica y crecen los montos de las rondas, los líderes del sector advierten contra el crecimiento acelerado y desordenado de los negocios, incluso en segmentos donde aumenta la competencia, como los servicios financieros para empresas.
“Uno de los errores que hemos evitado es el de perseguir el crecimiento a toda costa, sin tener un modelo de negocio claro. En empresas anteriores, he visto cómo el enfoque excesivo en el crecimiento rápido puede llevar a una falta de sostenibilidad”, revela a iupana Herbert Schulz, cofundador y CEO de Radar, una solución de gestión de tesorería corporativa con presencia en México y Chile.
Antes de cofundar Radar, Schulz creó en 2019 Dank en Chile, una billetera digital enfocada en pymes, que en 2021 fue adquirida por Sartor Finance Group, una gestora de fondos de inversión e inmuebles.
“Un fundador con experiencia previa sabe cómo anticipar problemas, tomar decisiones difíciles con mayor seguridad y tiene una red de contactos que puede ser crucial en momentos clave”, añade.
En 2021, el año récord de ingreso de capital en la región, hubo una tendencia hacia las adquisiciones rápidas, internacionalizaciones y contrataciones masivas con salarios por encima de la media, donde los desarrolladores estuvieron al medio de la caza de talentos.
No obstante, en 2022 e inicios de 2023, cuando el capital se volvió escaso, reportamos cómo los fundadores buscaban ajustar sus gastos y “cuidar caja”, y un reflejo de ello fueron las olas de despidos que sufrió la industria.
Apostar en el jinete y no en el caballo
Como tendencia, los fondos de inversión están dándole un mayor peso a la experiencia de los fundadores por segunda o tercera vez a la hora de decidir alocar recursos en sus proyectos, especialmente en modelos de negocios en etapas incipientes que todavía tendrán que comprobar su tracción por varios años antes de alcanzar puntos de equilibrio.
Decelera, un fondo de venture capital de etapa temprana, explica que la inversión en early stage es una apuesta en equipos: “en el jinete y no en el caballo”.
Marcos Martín, CEO de la empresa de inversión europea, detalla: “nos gustan mucho los fundadores que ya han probado, que han hecho algo antes. Los llamados serial founders”.
“Nos da igual si falló. Lo que nos interesa más es toda la jornada de ser emprendedor, desde tener una idea, arrancarla, montar un equipo, levantar capital”, complementa.
Coincidiendo con Schulz, la empresa incluso propone un programa de incubación para “desacelerar” las ideas, como lo indica su nombre. E invitan a los postulantes que buscan inversiones a un programa en paradisíacas playas del Caribe mexicano o el Mediterráneo español para desarrollar sus ideas. Aquellos con los que hacen mejores sinergias, se convierten en parte de su portafolio.
En esa línea, a inicios de este año, fondos como Kamay Ventures y 500 Global aseguraban que se ha pasado de un ‘quema dinero y crece’ a un ‘cuida el dinero y trae rentabilidad’.
Rondas cortas
Si bien el respaldo de una empresa de inversión da señales de credibilidad –y fondos para invertir– en el negocio, levantar sumas grandes también trae consigo la dilución de la propiedad y el control de la fintech, lo que se traduce en mayores fuentes de presión externas al equipo original.
Radar levantó US$ 1.5 millones en una ronda semilla en abril, un monto corto, pero que les permite mantener el control de las decisiones.
“Levantar rondas de financiación grandes puede ser tentador, pero también puede desviar la atención de lo que realmente importa: construir un negocio sostenible y rentable”, dice el cofundador.
“Al limitar el monto levantado, nos forzamos a ser más eficientes con los recursos y a concentrarnos en generar ingresos desde una etapa temprana. Esto también nos permite mantener un mayor control sobre la empresa y evitar la dilución excesiva”, agrega Schulz.