La creciente preferencia de los usuarios por los canales de pago digitales, inmediatos y con bajo costo, desafía a las redes de procesamiento tradicional, incluidas las redes de tarjetas, a encontrar nuevas vías de monetización en un mercado latinoamericano cada vez más competido.
Si antes el negocio de los pagos con tarjetas, por ejemplo, se sostenía en la comisión descontada al comercio, los sistemas de pagos inmediatos, como Transferencias 3.0 de Argentina, Pix de Brasil o CoDi de México, están eliminando intermediarios, creando nuevos rieles de compensación y capitalizando el smartphone para aumentar el volumen de las operaciones.
Y, aunque las transacciones con débito y crédito aún mantienen los primeros lugares de uso, el avance de los pagos alternativos está obligando a las empresas a innovar para no perder participación en un mercado con nuevas exigencias.
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