A pesar de que la inclusión financiera de género ha demostrado ser un catalizador para las economías, la participación de las mujeres latinoamericanas sigue rezagada. Esto, aunque representa un reto para entidades y gobiernos, también se presenta como una oportunidad para el diseño de servicios enfocados en necesidades particulares.
La evolución de las finanzas hacia modelos cada vez más predictivos y personalizados, gracias al uso de los datos y la inteligencia artificial (IA), también demanda la creación de atención especializada para mujeres, que considere las necesidades del segmento desde la planeación del producto, pasando por los canales de distribución, hasta su comunicación y promoción.
“En México, menos del 4% de la población tiene una cuenta de inversión y hablando específicamente de mujeres, y en Latinoamérica en general, menos del 1% de las mujeres tiene una cuenta de inversión”, enumera Patricia Florencia, cofundadora de Pilou, una wealthtech mexicana que se ha posicionado como un producto de gestión patrimonial enfocado en mujeres.
Explica que la startup se centra en dos vertientes del problema: “nuestra plataforma, se compone de dos partes, una es la gestión de portafolios de inversión, que nosotros lo hacemos por ellas con total transparencia, pero de la misma manera estamos poniendo sobre la mesa un tema de educación financiera”.
De sus 360 clientes activos, que generan un portafolio de unos US$ 9 millones, el 72% son mujeres, a las cuales se les informa cada detalle. La cofundadora destaca que utilizan redes sociales, talleres, webinars o blogs para adelantar acciones de comunicación. También, tienen un encuentro mensual que se llama Beers & Bills by Pilou, centrado en temas de ahorro e inversión dirigidas a la mujer. “Ahora las tasas de interés son elevadas, es un gran momento para ser ahorrador”, agrega.
Mejores pagadoras
Y es que, el esfuerzo de captación dirigido a las mujeres requiere de un push adicional para reducir las barreras de acceso, coinciden expertos. El 74% de los hombres de las economías en desarrollo tenían una cuenta en 2021, en comparación con solo el 68% de las mujeres, de acuerdo con el Banco Mundial, que indica que las personas que hasta ahora no han logrado ser bancarizadas –incluso tras el crecimiento de la adopción en servicios digitales– son comúnmente mujeres, habitantes de zonas rurales o personas debajo de la línea de pobreza.
Sin embargo, es un público con grandes ventajas para el negocio.
“Es un segmento atractivo para crearle productos. ¿Por qué? Porque te va a pagar mejor, te va a traer un porcentaje importante de sus ahorros, a concentrar sus negocios en una entidad y, además, te va a promover si la tratas bien”, dice a iupana José Etchegoyen, especialista senior global en género, diversidad e inclusión de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés).
“Todas esas características de la clienta mujer hace que sea un mercado atractivo para para las entidades financieras”, añade.
La IFC, que forma parte del Banco Mundial, tiene una política activa de inversión en productos financieros con visión de género, la vertical de mayor desarrollo para la IFC. Esta tarea los ha llevado a conocer el mercado y conversar con innumerables directivos de entidades –algunos que se muestran escépticos y otros entusiastas.
Por ejemplo, a inicios de este año, suscribieron un bono de género de US$ 200 millones emitido por banco Itaú de Brasil para promover al emprendimiento femenino. Y en el mercado mexicano, el vocero afirma que la IFC identificó que la oferta en productos de crédito dirigido hacia mujeres está presente en más del 70% de instituciones financieras, pero para productos como ahorros, inversión o pensión la cifra se reduce hasta 15%.
Por lo tanto, destaca que hay un espacio de negocio importante y transformador atendiendo a la población femenina. A nivel global, en 2017 invirtieron unos US$ 600 millones en este tipo de iniciativas y a la fecha la cifra subió a US$ 2.000 millones. De estos números, en los últimos tres años, el 70% del total invertido del programa fue dirigido a LatAm.
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Mujeres: Cargos de dirección y productos
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aunque hay un crecimiento en la participación de las mujeres en puestos directivos, la brecha continúa siendo grande: la proporción media de mujeres en cargos directivos era de 38,62 % en Latinoamérica en 2019, fecha de la última actualización de la OIT. “No hay igualdad todavía, pero sí vemos más inclusión. Esta inclusión se debe no necesariamente a que en nuestros países se hayan creado, por ejemplo, sistemas de cuotas”, afirma Mónica Taher, VP de Marketing de RocketFuel, una empresa de provisión de pagos con criptomonedas.
“Lo que sí hemos visto es que nosotras, las mujeres, nos hemos sentado en la mesa y hemos literalmente tomado la silla para para tener una voz, para tener presencia. Hemos buscado ese lugar y nos lo hemos apropiado”, sentencia.
En este sentido, Etchegoyen de la IFC anota que la regulación es fundamental para impulsar la inclusión financiera de las mujeres. La promoción de lineamientos específicos y data abierta puede inclinar la balanza. En Ecuador, se emitió una norma de protección al consumidor con foco de género, que obliga a las entidades a reportar sus portafolios desagregados, continúa.
“Se obliga a decirle al mercado abiertamente sobre los créditos que dieron el mes pasado. Si el 5% fueron solamente a mujeres, automáticamente el mercado dice: ‘¿Por qué 5% si las mujeres son el 50 %?’”.
“Creo que el mercado está esperando ver cómo el regulador y los distintos actores del sistema financiero apoyan al segmento y en base de eso lanzarse a hacer una propuesta más profunda”, añade.