Los planes de México de lanzar una moneda digital en 2024 dan señal de que el sistema financiero tradicional debe tomarse en serio la adopción de criptoactivos que podrían tener particular impacto en las operaciones de envío de dinero, en una región marcada por la migración.
“Los bancos centrales han evolucionado de una motivación doméstica a una transfronteriza, donde ya hay una coordinación regional. No es una moneda digital para casos domésticos, sino cuál sería la relación de dicha moneda digital en mercados internacionales o casos de uso transfronterizos”, comenta a iupana Carlos Arena, jefe global de ventas bancarias en R3, una empresa global proveedora de tecnología blockchain para banca.
El desarrollo del Banco Central mexicano (Banxico) se suma a otras iniciativas de emisores de la región que también comunicaron sus proyectos de emitir monedas digitales de banco central (CBDC, por sus siglas en inglés). Entre ellos destacan Brasil, Chile, Colombia y Perú; además de Bahamas y Granada, donde ya se han materializado el Sand Dollar y el D-Cash, respectivamente.
Los retos para el despliegue serán la escalabilidad, la seguridad y la capacidad de integrar este nuevo grupo de monedas a los pagos domésticos e internacionales, para agilizar la inclusión financiera y el envío de remesas, apuntó Arenas.
“Quiero pensar que en los próximos años vamos a dejar de tener dinero físico en la billetera: va a haber dinero digital y dinero inteligente, donde puedas añadirles condiciones y capacidades que hoy el dinero físico no tiene”.
Queda abierta la apuesta: ¿se acerca el fin del efectivo? En el caso mexicano, al menos, parece que todavía faltará para que se concrete una CBDC.
“Hay un cambio de gobernadora del Banco de México y si hace ese anuncio creo que aún no van tan adelantados como lo están Brasil, Chile, Colombia, Perú en cuanto a la capacitación técnica del banco central para tomar decisiones educadas”, concluyó.
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