En los últimos años, América Latina ha experimentado un crecimiento de billeteras digitales, encabezando el listado Brasil y México. En otros mercados, como Argentina, por ejemplo, se habla de un “boom” de billeteras virtuales, que se expresan en un 800% de crecimiento de uso, generado en gran medida por las restricciones de inmovilidad social en los últimos meses. Sin embargo, las billeteras digitales pueden aportar mucho más a la inclusión financiera, según un especialista del CFI. “Antes, una billetera permitía abrir una cuenta a través de un proceso diferenciado, no conectado al mundo del banco tradicional, prepagadas al 100% y funcionales con una lógica distinta, como las que se ven en África o el Sud Este Asiático,” comenta Jeffrey Bower, experto en pagos y servicios financieros digitales. Las billeteras virtuales en América Latina, salvo algunas excepciones, son más bien “servicios que ofrecen la aplicabilidad de conectar tu cuenta bancaria, en una forma de facilitar pagos … lo que estamos viendo es un nuevo canal de acceso a cuentas simplificadas, utilizando aplicaciones distintas”, puntualiza Bower.
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Inclusión financiera, el desafío de las billeteras
En Perú, por ejemplo, también existen algunas alternativas de wallets que se enfrentan con obstáculos de acceso. A la fecha, cerca de 4 millones de peruanos emplean billeteras, pero estas demandan necesariamente clientes de las entidades financieras, excluyendo a los millones personas que no se encuentran en el sistema financiero. “Algunas billeteras tenían un target muy exclusivo, pero han visto que también hay una demanda en el sector no bancarizado, entonces no pueden seguir con un enfoque completamente cerrado”, explica Mario Cruz, CEO de Kontigo, una billetera digital próxima a lanzarse en Perú. Además de ofrecer transaccionalidad a través de cuentas asociadas y p2p, Kontigo trabajará junto a GMoney, empresa emisora de dinero electrónico (EEDE), que tiene acuerdos con agentes corresponsales como Niubiz, Full Cargas, Kasnet, entre otros, facilitando recargas electrónicas con solo el número telefónico y documento de identidad. El direccionamiento de las billeteras virtuales hacia el sector bancarizado ha sido el actuar inicial de los actores financieros, pero esto debe de cambiar, según Cruz. La dependencia de la banca tradicional es un factor que las “nuevas” billeteras – o billeteras virtuales 2.0, en palabras de Bower – deben corregir. “Si tienes a alguien bancarizado y está usando esta billetera para facilitar sus pagos, eso implica que había un cambio en el comportamiento del cliente, pero realmente no has agregado algo al ecosistema,” sostiene Bower. “La parte fácil es llevar a un cliente existente a otra forma de pago; la parte difícil es encontrar formas de involucrar a toda la gente del país a participar en el ecosistema de pagos digitales”. “Es responsabilidad de las empresas, más aún si tienen tanta rentabilidad, de apoyar estos esfuerzos. Este es el momento de hacer estos grandes cambios.”
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