Los pagos en tiempo real se expanden en América Latina y obligan a los bancos a desplegar mecanismos de seguridad igual de inmediatos ante operaciones sospechosas o de alto monto, donde la identificación de llamadas y las notificaciones móviles emergen como herramientas tecnológicas de blindaje.
La rapidez de pagos facilita fraudes con ingeniería social y suplantación. En Brasil, los fraudes con Pix sumaron R$ 4.900 millones (US$ 980 millones) en 2024, 70% más que en 2023. En Perú, el 90% de los fraudes informáticos involucran billeteras inmediatas como Yape o Plin, con pérdidas de S/ 90 millones (US$ 24 millones) en Lima en 2024.
“Los pagos en tiempo real son una maravilla, evidentemente los bancos, los emisores, los visas (redes de tarjetas) están encantados con toda esta historia, pero al usuario final hay que darle ciertas garantías durante ese proceso en tiempo real, que es añadir un puntito de fricción”, dice a iupana Oriol Ros, cofundador de Latinia, una empresa de tecnología especializada en análisis de datos.
“Antes de generar el pago, en milésimas de segundo, hay que tener la posibilidad de que esa persona reciba una notificación avisándole: ‘oye, vas a pagar y eres consciente de’. […] los pagos en tiempo real están asociados a notificaciones de de alertas de seguridad en tiempo real”, continúa.
La urgencia por blindar operaciones en tiempo real ya ha sido reconocida por actores como Nubank. En entrevista con este medio, su directora de Producto y Tecnología explicó que en México lanzaron Alerta Estafa, una solución que genera mensajes de advertencia cuando el destinatario de una transferencia es nuevo o el monto resulta inusual.
De no anticipar estos movimientos, los sistemas de pago en tiempo real ayudan a una dispersión más rápida y con ello complejizan el rastreo del delito y la investigación penal, según Pomelo, una emisora y procesadora de pagos.
Blindar los pagos en tiempo real no solo reduce el fraude, también protege la reputación de las entidades financieras. Cada transacción sospechosa que no se detiene a tiempo puede convertirse en una crisis de confianza, especialmente en canales digitales donde la experiencia del cliente es fundamental.
El avance de los pagos en tiempo real también redefine el negocio de los proveedores tecnológicos. Latinia, que antes usaba sus notificaciones para fines comerciales, ahora busca reducir esa dependencia, que representa el 80% de sus ingresos y enfocarse en alertas de seguridad. La integración con los bancos, advierte su cofundador, depende en gran medida de ellos.
“No depende de Latinia, depende del banco. El banco al final tiene sus procesos, lo que te puedo decir es que venderle a un banco de tamaño medio – grande no es menos de un año”, revela.
Llamadas de antifraude
Las llamadas telefónicas siguen siendo uno de los canales más usados para suplantar a bancos y en un entorno de pagos inmediatos distinguir entre una llamada legítima y una estafa se vuelve crítico pues se pueden ordenar transferencias con engaños.
De hecho, el unicornio mexicano Stori ya había advertido a este medio que enfrenta intentos diarios de vishing y call spoofing, modalidades que combinan ingeniería social y suplantación telefónica para robar credenciales o dinero.
“Mucha gente programa Truecaller para que las llamadas de spam no se atiendan y que se vayan a correo de voz, entonces el banco no se puede contactar con esa persona”, cuenta Felipe Sánchez, CEO de WeKall, una empresa que permite a los bancos registrar sus números para evitar fraudes y reforzar la confianza del cliente.
“Lo que hicimos con Truecaller fue una alianza donde nosotros somos su representante en América Latina y ese banco puede hacer que la llamada y dentro de Truecaller aparezca verde”, asegura el ejecutivo.
Si una llamada legítima del banco no logra contactar al cliente, por filtros antispam o desconfianza, se pierde la oportunidad de validar una transacción antes de que se ejecute, lo que eleva el riesgo de fraude y complica la reversión del dinero.
Incluso, si un banco terceriza a un callcenter la colocación de algún producto financiero, estos puedes ser registrados, lo que fortalece que la comunicación es de un proveedor del banco y no de una red de estafas y no de números variados.
“Ese es el problema que tienen las empresas: tienen un problema de cómo generar confianza y sobre todo las entidades financieras”, sentencia Sánchez.