Google y Huawei coinciden en que el principal límite para la adopción de la nube en la industria financiera latinoamericana es modificar la cultura corporativa: aunque los beneficios del cloud banking han sido difundidos con esmero, en la práctica no es tan fácil convencer a los directivos bancarios de invertir en la migración de sus sistemas legados.
Si bien hay áreas que se están moviendo rápidamente a servidores virtuales –como el almacenamiento de datos– la mudanza del core bancario, donde se almacenan las transacciones y reglas del negocio, por lo general requiere de procesos más complejos.
Adicionalmente, esta decisión, aunque parece una de corte técnico, impacta directamente en el servicio de cara al cliente, ralentizando el desarrollo de plataformas digitales atractivas y restando agilidad a los bancos en su competencia contra fintechs y big fintechs.
“No hay tantos límites tecnológicos. Lo que sí hay, es límites en la forma de pensamiento”, dice a iupana Julio Velázquez, director general de Google Cloud México.
“No es lo mismo desarrollar sistemas de cómputo de hace 30 años, a hacerlo al día de hoy. No es un paso sencillo, ni inmediato […] a través de herramientas avanzadas, le ayudamos a los clientes a entender sus sistemas legados, esos que desarrollaron por muchos años: cuáles están disponibles y tienen una tendencia más positiva para poderlos migrar”, agrega.
El uso de la nube permite abarcar el almacenamiento y procesamiento de operaciones bancarias, redoblar la seguridad de la información y habilitar el análisis de datos en tiempo real, herramientas que ayudan en la personalización y desarrollo de nuevos productos.
Sin embargo, aún hoy, una parte importante de los bancos de la región se sostiene en tecnología heredada, con menos flexibilidad para identificar patrones.
Sistemas heredados vs redes sociales
Alfonso Jiménez, director de estrategia y marketing de Huawei Cloud en Latinoamérica, destaca que el core bancario tradicional no fue diseñado para analizar tendencias actuales, como información en redes sociales o hábitos de consumo en línea. “Es ahí en donde la nube se convierte en un habilitador para poder implementar soluciones», asegura.
“Para poder lograr una transformación digital eficiente tenemos que empezar por las personas y por los procesos”, añade Jiménez.
Infocorp, una empresa dedicada al desarrollo de tecnología financiera, destaca que hacia el 2024 al menos el 40% de los bancos habrá iniciado su proceso de migración a la nube. Y si bien al principio, esta tecnología se veía como un medio para reducir los costos, al flexibilizar el mantenimiento de los servidores, ahora también se percibe como una fuente de nuevos ingresos porque permite diversificar la oferta de productos.
Sin embargo, aún son relativamente pocos los bancos que dan el paso. El español Santander comunicó en mayo pasado que se convertía en una de las primeras entidades globales en hacer una transición de su núcleo bancario al cloud en un 80%, mientras que el peruano Interbank dijo en noviembre que había logrado una migración de cerca del 30% de sus operaciones a la nube de Amazon (AWS).
“Los bancos en general, entienden la oportunidad digital y que representan las fintechs. Y hemos visto mucha inversión y tiempo puesto en mejorar sus ofertas”, dice a iupana Mike Packer, socio de QED Investor enfocado en inversiones VC en Latinoamérica.
La firma está pronosticando que los ingresos de la industria de tecnología financiera se multipliquen por seis hasta el 2030, desde los US$ 245.000 millones hasta unos US$ 1,5 billones, de acuerdo a un sondeo realizado junto con el Boston Consulting Group (BCG). En el caso de LatAm el estudio también espera una evolución significativa, a pesar de las condiciones económicas más complejas y la sequía de capital: prevé una tasa de crecimiento anual compuesto de 29% (CAGR) en los próximos siete años, liderada por los ecosistemas de México y Brasil.
“Los bancos tienen que tomarse en serio a las fintechs mientras siguen compitiendo por clientes, saber cuáles son sus preferencias y seguir acelerando”, agrega Packer.
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El valor de los datos en la nube
Los entrevistados revelan que la transición tecnológica toma mayor tiempo de acuerdo con el área del banco específica a migrar, y que puede incluir un despliegue de hasta 36 meses. Generalmente, el almacenamiento de data es el primer servicio requerido por bancos o fintechs a sus proveedores cloud.
“El dato es el nuevo petróleo del mundo, tiene una capacidad impresionante de dar a entender, a través del conocimiento y la analítica avanzada, qué está sucediendo con mis clientes; qué están buscando y cómo ser mucho más asertivos en la oferta”, opina Velázquez de la big tech Google.
“Las empresas y organizaciones que tengan la capacidad de desarrollar esta habilidad y adoptar tecnologías y productos van a poderse diferenciar”, agrega.
Así, hay áreas de los bancos que pueden hacer la transición a la nube de forma más rápida, a través de una modalidad conocida como lift and shift, que consiste en hacer copias de la información (aplicaciones, softwares, reglas) y pasarla a la nube, sin optimización, con el objetivo de buscar eficiencias en costo y operaciones, dice Velázquez.
Por otro lado, hay áreas más sensibles e inscritas dentro de la tecnología legacy que necesitan mayor tiempo para migrar. En particular, «el core bancario, que es el sistema neural donde residen cuentas, clientes, cheques, crédito. Lo que estamos haciendo de forma paulatina, es irlos modernizando con la idea de buscar eficiencias”, cuenta el vocero de Google.
No obstante, almacenar de datos y procesar datos, son cosas diferentes. A menudo las organizaciones, especialmente los bancos, se enfrentan a masivos lagos de “data sucia” que se convierten en un reto a la hora identificarlos y crear métricas relevantes.
Si algo, desde origen no está bien y se lo digitaliza, el resultado será más eficiente, pero de baja calidad, resume Jiménez de Huawei: «garbage in, garbage out”.
La microlatencia es clave
El volumen de operaciones de la industria financiera exige de tiempos de respuesta veloces. Y cuando se habla de milisegundos, operaciones en tiempo real y pagos inmediatos, la latencia de respuesta se vuelve importante.
Los entrevistados dicen que esta búsqueda de velocidad ha movido su decisión de construir data centers en varios puntos de la región. “La microlatencia se convierte en uno de los jugadores principales”, dice Jiménez de Huawei, empresa que tiene instalaciones en México, Brasil y Chile.
“En los servicios bancarios, una microlatencia promedio menor a los 100 milisegundos es indispensable para darle atención a estos millones de usuarios con miles de transacciones por segundo”. Por ejemplo, el ejecutivo explica que antes de la pandemia, los bancos con servidores operando fuera del territorio mexicano tenían una latencia entre los 160 y 280 milisegundos. “Son siglos en la industria financiera y da cabida a que en el proceso haya diferentes riesgos”.
Este foco local también les permite cumplir con la regulación mexicana, que contemplan que las instituciones financieras almacenen una copia de sus datos en el país.
Desde Google añaden que la visión es a largo plazo, ahora que también han empezado a construir instalaciones en la ciudad mexicana de Querétaro.
«Para poder atender las necesidades no solo de banca, sino también de las telcos o de la industria 4.0”, concluye.
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