La plataforma mexicana Baz trabaja en su expansión: en los próximos meses agregará adquirencia y nuevas modalidades de créditos, mientras aborda el delivery, con el objetivo de construir una superapp que integre desde productos financieros hasta streaming.
En la app confluyen diferentes negocios del Grupo Salinas, un conglomerado mexicano que, emulando el modelo de las super aplicaciones asiáticas como WeChat del gigante Tencent, digitaliza y centraliza múltiples servicios, como una wallet, una red social y oportunidad de créditos y comercio.
Es un reflejo de la tendencia de las apps multipropósito que empiezan a escalar con mayor fuerza en Latinoamérica, tratando de captar a las mayorías no bancarizadas con propuestas comerciales transversales, que abarcan desde la promoción de un producto, hasta su financiamiento, pago y distribución. Y para muchos, la evolución de los canales digitales de la banca.
Presentada a fines de septiembre de 2021 por el Grupo Salinas, Baz está enfocada en pequeños comercios y en la base de la pirámide poblacional con menores ingresos; una estrategia que ya le vale 7 millones de usuarios, de los cuales el 40% la utiliza de forma activa.
“Lo que pretendemos con Baz superapp es que en un solo lugar nuestros clientes puedan acceder a una propuesta de valor muy grande”, dice en entrevista con iupana Juan Carlos Arroyo, director general de Baz, quien adelanta que tienen un plan para agregar iniciativas de otras empresas en los próximos seis meses.
Hasta ahora, el 98% de los productos pertenecen a empresas de la matriz. Usando las licencias de Banco Azteca, Baz habilita una cuenta digital, pago de servicios y tarjetas, TV Azteca comparte contenidos en vivo, música y podcasts, por ejemplo. También albergan una red social, juegos y conexión a puntos de wifi.
“Es una evolución natural del mundo de las aplicaciones digitales […] Y creemos que en México la población estaba lista para recibirla”, agrega Arroyo.
Otros jugadores de la región también están tratando de replicar el éxito de WeChat o AliPay, que albergan unos 900 millones de usuarios, cada una. Destacan casos como el de Rappi que ha evolucionado sus prestaciones financieras o Banco Inter en Brasil, donde se han posicionado en este formato que ofrece productos financieros y no financieros.
Adquirencia y delivery en Baz
La aplicación también ha sumado a casi 850.000 pequeños comercios como taquerías o tiendas de conveniencia, a quienes les ofrece canales para pagos y cobros digitales, además de otras prestaciones como crear y anunciar tiendas virtuales dentro de su marketplace.
También lanzará en junio su red de adquirencia enfocada en pequeñas bodegas o restaurantes, con la presentación de un terminal de punto de venta móvil. Para esto ha desplegado a casi 2.500 agentes que visitan comercios para impulsar la descarga del aplicativo.
A pesar de estar creciendo a un ritmo medio de millón de usuarios por mes, Baz –como sus competidores- tiene al frente el reto de conformar un ecosistema digital completo. Si bien la emisión de cuentas digitales ha crecido sustancialmente en los últimos años, la realidad económica latinoamericana -sustentada en un mar de microemprendimientos que sólo aceptan efectivo-, está limitando los espacios de uso de ese dinero electrónico.
En México, la adopción de pagos con tarjetas está creciendo. Entre 2020 y 2021 el número de operaciones aumentó en casi 25%, según datos del Banco de México. Sin embargo, todavía el efectivo sigue siendo el método de pago preferido de los mexicanos.
Ricardo Muñoz, director de mercadotecnia de Clip, fintech que ganó prominencia por ofrecer terminales de punto de venta móviles, dijo a iupana que apenas “uno de cada 10 negocios en México acepta tarjeta”.
En ese sentido, la apuesta de Baz está enfocada en ampliar los medios de pagos digitales en el mayor sector económico del país, los de menores ingresos. Y en línea con esa estrategia, sumarán un servicio de delivery “hiperlocal”, es decir, para los puestos de comida callejera o restaurantes familiares, que abundan en el país.
Como un gancho, también ofrecerán créditos para la compra de motocicletas Italika (otra marca del Grupo Salinas), ofreciéndoles la posibilidad de autoemplearse en la plataforma como repartidores.
“Estamos yendo al segmento más masivo y al que estamos acostumbrados a servir. Si podemos empezar a observar comportamientos ahí, podemos empezar a entregar créditos a manera de capital de trabajo para estos negocios”, dice Arroyo.
“Este es uno de los elementos que permitirá darle vida al caso de negocio también”, añade el directivo.
En ese segmento estarán compitiendo con un auge de iniciativas, como el mismo Clip, Mercado Pago o Ualá, que en los últimos meses se han volcado a proveer tecnología para la aceptación de tarjetas, códigos QR, links de pago y pagos en línea para pymes.
A nivel regulatorio y de infraestructura, el país de 126 millones de ciudadanos tiene bases suficientes para expandir sus servicios digitales, dice Arroyo. Hoy la competencia se basa en construir aceptación de pagos a la misma medida que se emiten cuentas digitales. Los ganadores de esa carrera se revelarán en los próximos 18 a 24 meses, calcula.
“Cuando estemos aquí parados dentro de dos años, vamos a estar en el punto que queremos. Esto va a explotar y tendremos un crecimiento muy importante en las curvas”, concluye Arroyo.