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Inversión fintech en Latam: Incremento de rondas pone al descubierto su potencial a nivel global

Jul 12, 2021

Por Fabiola Seminario
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Tras superar la barrera local, el eco de la actividad fintech latina llega a fondos internacionales, cuyas respuestas se concretan en constantes montos millonarios de inversión y la promesa de un mercado cuyo éxito apenas ha iniciado...

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La travesía fintech que inició hace unos años en Latinoamérica está otorgando una generosa cosecha de inversión -y atención- de capital extranjero. Una incesante actividad que, además de cambiar la percepción de la región frente a fondos globales, marca la ruta de competencia entre inversores locales e internacionales.

La dinámica responde a una hoja de ruta preestablecida de startups que dibujaron el qué y el cómo del emprendimiento fintech, pero también a factores de oportunidad, madurez de ciertas verticales y talento que rota en segmentos de todo tipo y origen.

No queda duda de que América Latina está experimentando una especie de tormenta perfecta, que ha permitido colocar a la región como un mercado relevante de seguimiento para los próximos años, de acuerdo con los expertos.

“El sector de tecnología va a liderar el crecimiento económico de la región y a la vanguardia estarán las fintech”, aseguró en conversación con iupana Miguel Armaza, cofundador de Gilgamesh Ventures, fondo de inversión en seed y serie A en fintech de América Latina y Estados Unidos.

Antes de la pandemia, la única empresa de tecnología que estaba entre las 10 compañías más valiosas de Latinoamérica era Mercado Libre. Sin embargo, es probable que el ritmo de crecimiento se acelere a una tercera parte del tiempo que le tomó a Estados Unidos consolidar su segmento tecnológico, de acuerdo con Armaza.

“Hace 15 años, las compañías de servicios tradicionales ocupaban el 90% del top de las empresas estadounidenses más valiosas, y solo el 10% eran de tecnología. En la actualidad, más del 50% son del sector tech; es decir, seis de 10. En América Latina va a suceder lo mismo”, proyectó.

En este sentido, las llamadas ‘megarrondas’ -como los US$ 250 millones de Clip o los US$ 430 millones de Ebanx– de las últimas semanas siguen un patrón de startups que arrancaron en la región hace menos de 10 años. Mientras tanto, los nuevos jugadores tienen rondas “más pequeñas” -aunque también por millones- debido a su reciente debut. Sin embargo, estas nuevas fintech también podrían alcanzar sus propias megarrondas, tan pronto como los próximos cinco años.

Aunado a ello, las oportunidades de crecimiento en Latam son enormes, no solo por la masa poblacional de más de 650 millones, sino por la desconexión financiera generada por la falta de infraestructura.

“Los latinoamericanos hemos estado muy mal servidos por los bancos. Hay un problema de inclusión y de calidad. La mayoría de los agentes financieros se han enfocado en la crema de la torta, no se han preocupado en innovar y tienen una carga pesada en sus legacy systems”, opinó Martín Aspíllaga, partner y cofundador de Salkantay Ventures, firma peruana de capital de riesgo de inversión regional.

Para Aspíllaga, la combinación entre masa de consumidores insatisfechos y las soluciones de conexión a bajo costo están abriendo el paso a una serie de competidores especializados en modelos nativos digitales, un espacio virgen que los negocios tradicionales no habían explotado hasta el momento.

Fintechs latinas en el ojo mundial

Algunos casos de éxito han otorgado el voto de confianza para que inversionistas fijen una mirada cada vez más grande en el mercado latinoamericano. Previo a ello, el growth capital en la región era un tema sin referencias concretas de éxito.

El ejemplo más obvio sería de una “startup financiera” llamada Nubank, que levantó una ronda de US$ 14 millones en 2014. La inversión más reciente en esa empresa la dejó con una valuación de US$ 30 mil millones. Pero hoy ya hay muchos otros ejemplos de fintech respaldadas con inversiones VC que han crecido hasta ser negocios multimillonarios.

Inicialmente, las inversiones en etapas semilla, serie A y B, estaban enfocadas en construir modelos robustos, pero no se sabía con certeza si habría capacidad de follow-on capital con estas empresas.

Pese a ello, con la entrada de fondos internacionales que tienen la capacidad de hacer inversiones grandes, se empezó a gestar un ambiente de ánimo entre ellos, despejando las dudas sobre una región que tuvo poco protagonismo durante años.

Un hito importante fue en 2019, cuando Softbank abrió su cartera de inversión a América Latina, desembolsando US$ 1000 millones en la app colombiana de delivery, Rappi. En aquel entonces, el hecho se convirtió en una de las mayores inversiones de venture capital en una empresa de tecnología de la región, cuando apenas un año antes las startups latinoamericanas habían recaudado US$ 2000 millones.

“Los inversores extranjeros se han dado cuenta de que hay un potencial enorme en la región y también le han perdido un poco el miedo”, comentó Rafa de la Guía, director en Quona Capital, fondo global especializado en fintech en mercados emergentes.

La mirada hacia el mercado latino era de desconfianza, indicó de la Guía, pero otro factor que permitió aclarar la escena fue el trabajo de fondos regionales como Kazsek y Monashees, empresas que generaron retorno para sus inversores.

Para el directivo, no resulta casual que muchas de las startups que han estado levantando rondas muy grandes en los últimos meses tengan a fondos de seguimiento como QED o Quona entre sus participantes.

Otras de las respuestas naturales al nuevo flujo de capital es el desarrollo de fondos dedicados a fintech en América Latina, una práctica que se perfila como una nueva estrategia de los inversores ante la presión por una asidua competencia con sus pares.

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“De aquí a un año o dos, vamos a ver un incremento de fondos basados en Estados Unidos con estrategias específicas para América Latina”, aseguró el cofundador de Gilgamesh Ventures.

«Estados Unidos está bastante caliente y competitivo y cada semana hay un nuevo fondo. Entonces, eso empuja a los inversores a buscar fuera de casa, y van a donde ven que hay muchísimo valor y donde se están creando excelentes compañías”, atribuyó Armaza.

Para seguir invirtiendo, estos fondos de Latam están viendo oportunidades en etapas más tempranas. Es decir, un fondo que antes invirtió en serie B, ahora está viendo oportunidades en serie A, mientras que un fondo de serie A está viendo con más interés las rondas semilla.

Algunos socios inversores adjudican este registro no solo a la incursión de fondos más grandes en el territorio, sino a una especie de fear of missing out que contagia la práctica entre los mismos.

“Existe una tremenda competencia por los fondos que luchan contra la visibilidad de la marca. Cada vez más, tienen que mirar más de cerca sus principios y fundamentos de inversión en lugar de mantenerse al margen”, sostuvo Rafael Esteban, partner de Mouro Capital, firma de capital de riesgo británica con enfoque en startups de servicios financieros en etapa temprana de crecimiento en Europa, América del Norte y América Latina.

Cada vez más, los inversionistas buscan formas de ajustar sus estrategias cuando miran rondas en LatAm, explicó Esteban, apostando por rondas o pagando precios que en otras circunstancias no perseguirían. Y eso explica en parte el crecimiento del tamaño de las series en comparación con hace un año: una ronda semilla de hoy tiene el tamaño de una serie A de ayer.

De forma particular, en Mouro Capital estudia las oportunidades caso por caso, sin depender de las tendencias del mercado; sin embargo -admitió el socio- en ocasiones sí han tenido que adaptarse al contexto enérgico del sector.

“Hemos adoptado un enfoque mesurado de las inversiones. Hemos visto cosas en las que nos hubiera gustado invertir que simplemente no se ajustan a nuestros fundamentos de inversión debido al precio o al estado general de la empresa. Es complicado de administrar, pero es cada vez más importante cumplir”, dijo Esteban.

“A lo mejor, lo que nos ha afectado es eso: que hemos tenido que dejar pasar una oportunidad en la que nos hubiese gustado participar”, agregó.

Ciclo de experiencia fintech

El incremento de unicornios en Latam también ha dado el banderazo de salida para que el talento local se comporte como una doctrina para los emprendedores debutantes.

De acuerdo con los especialistas, en la región se observa una especie de circuito profesional donde los fundadores de startups alojan un background y expertise de sus experiencias previas en otras compañías de tecnología financiera.

“Uno de los factores que ha influido en esta tendencia es que hay más reciclaje en el ecosistema. Es decir, estamos invirtiendo en los mismos fundadores, pero que ahora tienen nuevas startups. Algo como un reciclaje de capital”, indicó Pedro Pablo del Campo, socio de Magma Partners, firma de capital de riesgo en etapa inicial con enfoque en startups de tecnología estadounidenses y latinoamericanas.

La retroalimentación para los emprendedores digitales está creando oportunidades de negocio en la región, según del Campo. Y son los asiduos levantamientos de capital los que están confirmando este crecimiento del ecosistema.

No obstante, apuntó el inversor, otra de las prácticas que dará luces sobre la consolidación del sector será la compra de empresas latinoamericanas.

“Al final, esta práctica será lo más importante porque ese dinero va a ser de nuevo reciclado y puesto en el ecosistema, y eso aceita mucho más la máquina para volverlo más robusto”, sustentó.

Si bien la solidez de los equipos para construir modelos desde cero ha empujado la escena de atención, el territorio es todavía un espacio fértil para el desarrollo de nuevas soluciones y jugadores.

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“Una fintech en Estados Unidos lanza una solución e inmediatamente aparecen otras 10. América Latina todavía está en un punto en donde tú puedes desarrollar una solución para el sector financiero y te vas a encontrar con pocos competidores. El panorama competitivo todavía es muy favorable”, comparó Luis Narro, director ejecutivo de la Asociación Peruana de Capital Semilla y Emprendedor (PECAP).

Para Narro, los subsectores fintech en Latinoamérica son todavía muy amplios y diversos, al igual que los países en la región.

Es decir, previo a las megarrondas, Brasil y México eran los mercados de mayor oportunidad; sin embargo, ahora el flujo de capital se ha democratizado hacia otras jurisdicciones, pero aún es necesario ampliar la base.

“Lo que falta ahora es que esto que está pasando en algunos casos resaltantes tenga un efecto masa, y que las inversiones se puedan dar en Perú, Bolivia, Paraguay, etc. Es decir, que todas esas soluciones que tienen espalda financiera y operan en México y Brasil, empiecen a operar también en otros mercados de la región”, apunta.

La búsqueda de soluciones a nivel regional es el principal atributo de evaluación, sobre todo para quienes se ubican en mercados fuera de Brasil o México, según indicaron desde Magma Partners.

En dichos espacios, una startup local tiene la oportunidad de crecer debido a la gran cantidad de personas sub-bancarizadas. Sin embargo, para una empresa localizada en Chile o Perú, el ADN del negocio debe tener como base la internacionalización.

«Creo que es ahí donde van a estar los grandes ganadores. Hoy en día todos están pensando en Brasil y México, pero veo mucha actividad fuera de esos mercados que quizás son más pequeños, pero que están pensando a nivel regional, y eso es vital”.

Fintechs 2.0, nuevos nichos de oportunidad para el sector

Para el próximo lustro, los grupos corporativos con los que iupana conversó enlistaron una serie de verticales fintech cuyo desarrollo se solidificará en la escena. La banca abierta, los espacios para modernizar la infraestructura financiera y el uso de criptomonedas serán las dimensiones más ocupadas.

A la vanguardia, las soluciones de open banking se definen como la escena de mayor promesa, ello aunado a los vientos regulatorios que se gestan en la región, con México y Brasil a la cabeza del desarrollo normativo.

Este último territorio, por ejemplo, ha sido el “más agresivo e innovador” en temas de banca abierta, según de la Guía, por lo mismo que lleva 10 años en la misión de liberalizar la competencia, mientras ha estado “arañando el monopolio”.

Pese a ello, aunque Brasil se perfila como un país de referencia para la exposición y entendimiento del marco legal, la percepción y aplicación de open banking difiere de un estado a otro.

“En México, el open banking es decir dónde está el cajero de un banco, pero eso en realidad es como un brindis al sol. Sin embargo, a nivel de la importancia que puede tener en el consumidor, hay mucho por hacer», consideró el director de Quona Capital.

La capitalización de un modelo de negocio en el marco de la banca abierta será un desafío para las futuras verticales fintech. A la par, el nuevo campo de competencia también abrirá la puerta a la siguiente generación de infraestructura tecnológica para nuevos players de la industria.

“Algunas instituciones han empezado a darse cuenta que, en vez de luchar contra la nueva ola de innovación, tienen que aprovecharla, y -si pueden colaborar más con algunos de estos innovadores-, van a poder ser parte del movimiento”, aseveró de la Guía.

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Desde Perú, Luis Narro añadió a la cápsula de innovación la consolidación del mercado cripto.

La primera ola de los criptoactivos llegó a Latam en formato de wallets y exchanges, pero –asegura- hay muchos otros casos de uso por explorar y explotar.

Por su parte, el socio de Salkantay Ventures apuntó hacia la industria insurtech como otro de los espacios de crecimiento para los años venideros.

“Hay una gran oportunidad en seguros 2.0. Algunos de los problemas que hemos visto en las compañías de venta online es que el costo de adquisición es alto. Entonces, tendrían que encontrar una forma de trabajar con brokers o compañías de seguros para tener mayor retención y ofrecer un mejor UX”, comenta Aspíllaga.

En suma, el inversor peruano manifestó que se gestará una revolución en todos los espacios fintech de Latinoamérica, pese a lo “fracturada” que se encuentra en términos de económicos, políticos y sociales.

Por su parte, el inversionista de Gilgamesh Ventures expuso que, para lograr el crecimiento del ecosistema a nivel regional, es necesario que las startups se apoyen entre sí, una práctica recurrente en el alojamiento estadounidense de las grandes corporaciones, Sillicon Valley.

“[En SV] es casi como una tribu. Es aceptable la cultura de fallar”.

“Por un lado, puede ser que estés compitiendo con otra fintech, pero al mismo tiempo es casi una historia de David y Goliat. Entre las fintech hay esa camaradería que tal vez no existe necesariamente de manera tan fuerte en otros sectores, y espero que continúe, y que los mercados locales acepten más a la cultura startup”, concluyó Armaza.

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